A mediado de febrero fuimos capaces de localizar una de los
bandos de moritos que estaban invadiendo Asturias.
Cual seria nuestra sorpresa que uno de estos bandos tomo
como dormidero el parque Isabel La Católica, y uno de estos inquilinos le cogio
tanto cariño al parque que no acompañaba a sus congeneres cada mañana, quedándose
con nosotros.